¿Cómo se apaga el amor?

Perdida entre miles de estantes haciendo unas compras de último momento, se me ocurrió pensar en ese dilema de ¿Cómo se apaga el amor?, y el mejor símil que pude hallar fue aquel que asocia al sentimiento con una llama de fuego.

Al inicio arde como nunca, no está al tanto de qué  se podrá llevar a su paso, pero serían cosas como el pudor, la pena, el miedo, la inocencia, la soledad, la tristeza, entre muchas más, así como traerá consigo otras como la valentía, la lokura, la intensidad, la alegría, la pasión, el placer, y pare usted de contar, pero en conclusión le dará un significado distinto a la vida, y así, extasiados de tanto sentir nos iremos envolviendo sin ser conscientes de lo que realmente nos está pasando, pero en algunos desafortunados casos, así como se inicia, se acaba, y no siempre de la mejor manera. Tal vez nos rehusemos a que así sea, quizá sigamos guardando esperanzas en que todo será distinto, pero muchas veces no lo será, y quien sabe si hasta tendremos la suerte de que se nos acabe sin darnos cuenta, y si digo suerte es porque mientras no estemos conscientes del cambio, pues dolerá menos.

¿Cuánto dura?

Si es fuerte resistirá las miles de embestidas a las que a veces lo somentemos, pero atreviéndome a dar mi oponión a título muy personal, ni una verdad de las más grandes puede hacer que se extinga en días, meses o años, y sí,  duele, pero ¿qué se le va a hacer?, muchas veces pienso que el dolor nos reconcilia con la vida, mientras seamos capaces de sentir, y de conmovernos frente a una realidad, pues sabremos que aún somos parte de este mundo.

A pesar de todo les tengo buenas noticias, y es que aunque se termine, como todo en esta vida, puede reinventarse, puede ser mejor, puede no acabar,  puede ser repentino, constante, único, perfecto y mágico, realmente un vicio imposible de dejar… Así que no os preocupéis por cuanto durará, mejor dénle vida cada día, vívanlo intensamente, y cuando sea el momento, pues piensen en el mañana, y en si vale la pena darle un título de mayor embergadura como un matrimonio, o si nació para ser libre y vivir sin ataduras, la cosa es que esta allí, que existe y que tenemos la fortuna de sentirlo sin reservas ni limitaciones, así que, ¿Para qué darle una fecha de caducidad?, para nada, esa es mi respuesta.

El mío señores, se está apagando con suerte, pero tiene esa extraña capacidad de reavivarse cuando estoy cerca de él, muy a mi pesar, y no pudo acabarse ni con el mas frío de los baldes de agua jamás esperados… Pero recuerda, aún sigo sintiendo , sólo que con menos intensidad que ayer…

Ya no hay vuelta atrás, me llevo lo bueno y dejo lo malo en el camino, pero igual ¡Gracias!, por haber aparecido.